Accidentes Sudafricanos - Nuestras anécdotas del viaje
- by marta
- 22 may 2017
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 11 nov 2021

Bueno, parece que en cada viaje a K y a mí nos tiene que suceder alguna cosa, aunque de momento la mordida de mono en Bali supera a todos los otros accidentes.
En este viaje, fue solamente aterrizar y encontrarnos con el primer problema: no podíamos sacar dinero de los cajeros automáticos. Como fue un viaje de última hora, la verdad es que no nos organizaos muy bien y no nos dio tiempo de cambiar algunos francos suizos a rands, la moneda de uso en Sudáfrica.
Total, que pensamos que en el aeropuerto podríamos sacar en cualquier cajero automático pero el caso es que no sabemos por qué razón ni mi tarjeta ni la de K nos funcionó durante los 4 primeros días. Esto nos causó algún que otro dolor de cabeza. Si bien es verdad que la mayoría de las cosas las pudimos pagar con la tarjeta de crédito pero otras solamente aceptaban efectivo y eso nos hizo tener que cambiar los hostales reservados por otros a última hora.
Segundo percance; nos sucedió en Graskop, relacionado con lo mencionado anteriormente: cuándo llegamos a nuestro hostal Valley View nos informaron que no podíamos pagar con tarjeta de crédito así que fuimos en busca de un ATM por la ciudad. Encontramos uno justo en el centro. Había un hombre sacando dinero así que nos pusimos a la cola. Mientras estábamos esperando entro un segundo hombre y se puso también en la cola, detrás de nosotros. Al llegar nuestro turno, nos dirigimos al cajero y K intentó poner su tarjeta de crédito pero la maquina no la “tragaba”. Entonces el segundo hombre se percató de nuestro problema y vino a “ayudarnos”. Aquí yo ya me olí algo raro ya que el primer hombre seguía ahí, estaba detrás nuestro aunque ya había sacado su dinero (raro no?). Entonces todo sucedió muy rápido. K, que es el hombre más inocente del planeta, le dio su tarjeta al segundo hombre ya que este le estaba contando que tenía que introducirla de una manera especial para que la maquina la tragara. No me dio tiempo de decirle a K que ni se le ocurriese dársela ya que el hombre ya la tenía en sus manos, pero por suerte me dio tiempo de hacerle ver que nos estaban queriendo robar el dinero de su tarjeta.
Lo que pasó después; el segundo hombre, que tenía la tarjeta de K (si, muy idiota mi novio) hizo ver que la introducía en la máquina, pero en realidad intentó hacer un truco de despiste y se la escondió. Luego, le dijo a K que la tarjeta ya estaba dentro que ya podía introducir el código PIN. Aquí ya fue donde intervine y le dije al hombre que lo había visto, que él tenía la tarjeta y que por favor nos la devolviese. Os podéis creer que K iba a introducir su número PIN?! Bueno, el caso es que el hombre nos juraba que él no la tenía, que la tarjeta estaba dentro (ya, ya..) y el primer hombre también por allí diciendo que sí que teníamos que poner el pin y sacar el dinero para que la máquina nos la devolviese. Total, yo seguía ahí intentado recuperar la tarjeta pero K me dijo que nos fuéramos (tenía miedo que al final le sacaran un cuchillo o algo y lo obligaran a decirles el código ya que ellos ya tenían la tarjeta). Así que nos fuimos rápido al coche para irnos. Cuando estábamos marchando vimos como sacaban una moneda de dentro de la máquina (dónde se ponen las tarjetas). Aha! Habíamos caído en el simple truco de la moneda, nos habían robado la tarjeta de crédito. Por suerte, solamente tuvimos que bloquearla. Nos supuso que K no pudo utilizarla en todo el viaje y recordad que mi tarjeta tampoco me funcionaba a la hora de sacar dinero en efectivo así que estábamos aun peor que el principio. Total, no pudimos resolver el problema del hostal, así que fuimos con el coche en busca de otros hostales / hoteles en el pueblo en que se pudiese pagar con tarjeta de crédito.
Bueno pues el tercer percance nos sucedió seguidamente después de este episodio. Encontramos un hotel, Mogodi Lodge en el que podíamos pagar con tarjeta. Cuando íbamos a coger el coche para ir a nuestro antiguo hostal para recoger nuestras cosas, el coche no se encendía. No podíamos creerlo, nos podían suceder más cosas por favor? No había manera, y ya estaba oscureciendo y empezando a llover cada vez más y más. Por suerte, el personal del hotel nos ayudó y justos pudimos arrancar el coche, eso sí, no podíamos apagar el motor ya que nos arriesgábamos a no poder encenderlo luego. Nos recomendaron que si teníamos que aparcar que lo hiciésemos en subida, para poder arrancar el coche con más facilidad. Pues ya nos fuimos a nuestro antiguo hostal para recoger nuestras maletas. Nos supo muy mal dejarlos tirados así, ya que el dueño nos dijo que podíamos pagarle la mañana siguiente y nos contó que en el supermercado podíamos pagar con tarjeta de crédito y que te daban el cambio en efectivo, así podíamos pagarle. Pero K ya estaba de muy mal humor por lo de la tarjeta y no quería arriesgarse a más intentos de sacar dinero en ese pueblo así que fuimos a lo seguro y nos hospedamos en el Mogodi.
Los siguientes días, por suerte, fueron más tranquilos hasta que un buen día, en Cape Town, cogimos un Uber para ir a la playa, en Clifton 4. El cuarto percance fue cuando K se dio cuenta justo 1 minuto después de bajarnos del coche, que su móvil seguía allí dentro. Corrió detrás del coche pero este ya estaba demasiado lejos… Todas las fotos… que rabia! En un primer momento cundió el pánico. Después intentamos ponernos en contacto con el conductor ya que Uber te da la opción de poder comunicarte con conductor en caso de pérdida de algún objeto personal. Intentamos durante un buen rato pero no nos contestaba. También probamos de llamar al móvil de K. Nada. Ya nos fuimos a casa, bloqueamos su Iphone des de mi móvil con la aplicación de Buscar mi Iphone y seguimos intentando. Finalmente nos lo cogió y nos dijo que nos lo iba a traer de vuelta!! Que suerte tiene K a veces… y que despistado que es! Le dimos algo de dinero en señal de agradecimiento y nos dijo muy sinceramente: “I couldn’t use it, so why should I wanted it?”.
Nuestro último percance fue justo el día antes de irnos. La noche anterior fuimos con una amiga que conocimos en nuestro campamento en el parque Kruger a comer en Cape Town en un restaurante italiano llamado The Cousins que nos recomendó ella. Los tres nos pedimos tres platos distintos de pasta pero la mañana siguiente K y yo nos encontrábamos terriblemente mal del estómago. Era nuestra última mañana en Cape Town y queríamos aprovechar para hacer un Walking Tour pero no nos vimos capaces. Lo raro es que nuestra amiga se encontraba estupendamente. Lo que fue más pu*da fue la vuelta en avión ya que fueron muchas horas y teníamos que visitar los baños bastante a menudo…la verdad es que no fue una vuelta a casa muy agradable.
¡Pues esto es todo! A pesar de estos pequeños incidentes, nos lo pasamos muy muy bien y es un viaje que recordaremos siempre :)
Lecciones aprendidas:
Ir preparado, al menos con algo de efectivo en la moneda del país que visites.
No dar bajo ninguna circunstancia tu tarjeta de crédito a un desconocido.
Vigila tus objetos personales. Siempre revisa que tienes todo antes de bajarte de un taxi.
Haz copias de seguridad de tus fotos / documentos… antes de realizar un viaje.
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